¿Quién no detesta a las chonis? Esos pendientes de aro de plástico, esos pantalones de color fosforescente, esos carricoches tuneados las muy garrulas, esos Camela de fondo en el coche, el tapizado de los asientos, con la Central abundando en todo el ambiente de esta gente, esas autofotos hechas expresamente para colgarlas en tuenti y para que todo el mundo vea lo POCO divinas que son, ese vocabulario sacado del diccionario del calimotxo, esos piercings en la boca, esos ojos pintados que las hacen parecer brujas, esos pelos grasientos siempre cogidos con una coleta de color a juego con los pantalones fosforescentes, esa chaqueta de chándal de color rosa chicle o fucsia que no destaca precisamente por la elegancia, esos novios que tienen con el pelo cenicero y con piercings en la P****, ese sex-appeal que creen tener las muy ingenuas y esos COÑ** abiertos desde los 12 años...
No es difícil encontrarte con una choni por la calle, y cuando la veas, acuérdate que te va a pedir un cigarro.
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